DIOS NECESITA TU LENGUA

(El Poder de las palabras III)
Dios necesita gente que quiera traer bendición al mundo, gente que haga descender la presencia del Espíritu Santo, que hable para hacer descender el reino de Dios a la tierra, y para traer avivamiento y fuego de Dios al planeta. ¡Dios está necesitando tu lengua! Mucha gente no entiende que no puede decir que ama a Dios y adorarlo pero no le puede ver la cara a una persona creada por Él; a tu suegra que miras, que resistes y rechazas, a ella la ha creado Dios a su imagen y semejanza. ¡Dios ama a tu suegra! La creó precisamente para probarte a ti, para demostrarte qué tan mala o malo eres tú. 

¡Tienes que amar a tu pastor! Ha vuelto una hermana que se fue de la iglesia hace unos siete años atrás, ofendida conmigo porque nunca pudo acercarse a mí para hablar; ella dice que no podía pero nunca había pedido hablar conmigo, solamente se fastidiaba al ver que la gente se me acercaba y como estaba rodeado pensaba que no la atendería. ¡Se enojó y se fue por siete años! Lo más lindo es que comenzó a hablar mal de mí, desparramó su impotencia por todos lados. ¡Hablar mal de mí, tan lindo que soy! 

Hoy es un día para pedirle perdón a Dios declarándole: “¡Cuántas veces abrí mi boca sin la guiaza de tu Espíritu! Te pido que me perdones y me bendigas, limpia mi corazón, lávame la lengua Señor. Es que yo no voy a poder hablar bien de mi prójimo si no estoy lleno de ti”.

Te voy a dar un consejo para que la lengua se te escape menos: ¡Lee mucho la Biblia! Cuando la palabra de Dios llena tu corazón, es más fácil que salga un versículo de adentro, que un insulto. Escucha música cristiana, asiste a la iglesia; mira menos televisión y tu corazón se llenará de otra cosa. Participa de actividades cristianas, pídele a Dios que llene tu corazón. Este mundo está necesitando de aquello que Dios quiere derramar primero en nosotros, los creyentes; su gracia, su unción, su presencia, su poder, su Espíritu.

Está comprobado que hay personas que se enferman de los huesos por causa de los malos sentimientos que tienen en su corazón; aparecen enfermedades como el cáncer por los malos pensamientos que tienen en sus mentes. Los pensamientos y los sentimientos se traducen en palabras, tú no hablarás cosas distintas a las que hay en tu corazón; si tienes un espíritu resentido hablarás con resentimiento. Estuve hablando hace poco con una persona y después de un rato le dije: “Tu eres una persona muy resentida”. Ésta me miró como diciéndome: “¿Y cómo se dio cuenta?” ¡Yo me di cuenta por lo que hablaba! ¡Y ella se sorprendió de que me diera cuenta! Cuando uno es resentido habla conforme a su resentimiento, o cuando es amargado, habla conforme a su amargura; y lo que hablas, no solamente contamina a los que están cerca de ti sino también a ti. Lo que hablas es como un búmeran, porque hablar es sembrar; tú arrojas las semillas y vendrá la cosecha, si quieres comprobarlo, párate en una esquina y comienza a insultar a todos los que pasan, ahí verás si cosechas o no, ¡inmediatamente vas a cosechar!
Hablar es sembrar; o sea que no va a afectar positiva o negativamente a las otras personas sino que te afectará positiva o negativamente a ti, conforme al espíritu con el que hablas. ¡Echa de ti todo mal espíritu! ¡Échalo fuera en el nombre de Jesús! Diles a esos demonios que tu cuerpo es casa del Espíritu Santo, es templo de Dios.

CONCLUSIÓN
Cuando yo era un creyente así nomás me resultaba divertido y simpático insultar, ¡era creyente! Hasta era un diácono, pero en la iglesia hablaba como santo y afuera me descosía, en la iglesia hablaba bendición y afuera maldición. ¿Qué dice la Biblia respecto a eso? Ninguna fuente puede dar agua dulce y agua amarga a la vez; no puedes bendecir a Dios y maldecir a tu prójimo, no puedes adorar a Dios y tener cosas contra tu prójimo. Si amas a Dios debes amar a tu prójimo; si no es así, entonces no amas a Dios. Cuando tú amas, las palabras comienzan a ser distintas porque el amor afecta profundamente las vidas, ya no hablarás de manera que lo venías haciendo si tú amas. Cuando tú odias salen palabras conforme a tu odio pero cuando amas las palabras son diferentes.

Tienes que pedirle a Dios que te llene de amor, que te llene de su palabra si no quieres que tu lengua cause incendios. Dile que necesitas que tu lengua destile bendición, que puedas hablar lo que Dios quiere; dile que quieres decirle a la montaña que se desarraigue de donde está y se plante en el mar, ésta te obedecerá porque has hablado, y es porque su fe está sobre ti, su Espíritu está sobre ti, su poder y su amor están sobre ti. ¡Pídele a Dios que te haga desear estas cosas! Normalmente deseas más dinero, una casa, un trabajo y eso pides, pero en este día exprésale que conforme a lo que Él ha hablado, tú quieres, y anhelas tener una lengua que lo glorifique de verdad, que cuando lo adores, Él se agrade, porque no solamente lo adoras a Él sino que también amas a tu prójimo; así que no serás acusado sino que serás lleno de Dios.

Haz una oración y dile a Dios: “Señor, he oído tu palabra. ¡Socórreme en esta hora! ¡Me humillo delante de ti! Enciende tu gracia y quita de mí todo mal espíritu, dame una lengua que te honre Señor, dame una lengua llena del fuego del cielo, no quiero tener una lengua que incendie y que inflame la rueda de la creación. Dame esa lengua que cree, que produce las obras del reino, te lo suplico Señor, en el nombre de Jesús. ¡A ti te doy toda gloria, y toda honra! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.

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