Ronda de la DIAN a los cultos (2a parte)

Oferta y demanda

Si el fenómeno se analiza desde la perspectiva del mercado, las iglesias ofertan algo que es inherente a la naturaleza humana, como es el dar sentido a la vida. Esta necesidad es quizá la que mayor demanda tiene entre la humanidad; por eso el crecimiento de estos templos que profesan diferentes doctrinas, hasta convertirse en verdaderos emporios de la fe. La mayoría ha incursionado en los campos empresariales, políticos y en el de los medios masivos de comunicación.

Por mencionar sólo un ejemplo, está la Iglesia Misión Carismática Internacional, que dirigen el pastor César Castellanos y su esposa Claudia de Castellanos, quienes tienen proyectado construir un hotel, centro de convenciones, centro de culto y centro de formación en las cuatro manzanas adyacentes al templo que funciona en Bogotá, en la calle 26 con carrera 30. Cuando realizan seminarios internacionales, los asistentes pueden llegar a 80.000.

¿Éxito garantizado?


El nacimiento de muchas de estas iglesias se ha iniciado en la sala de un hogar, y el crecimiento tan vertiginosos se debe, entre otras razones, al manejo de una metodología muy parecida al sistema de ventas por multinivel, donde a través de “células” o grupos se transmite el mensaje religioso y, en algunos casos, el estatus lo otorga el crear mayor número de células, de las cuales la mayoría de sus miembros pagan el famoso diezmo.

Los pastores, a su vez, son gerentes de estas empresas donde, además, se reciben ingresos por concepto de venta de las publicaciones, por realización de conciertos de música religiosa (existen celebridades en este campo, como Marcos Witt, que convoca creyentes al mismo ritmo de Juanes o Shakira) y por el funcionamiento de las escuelas religiosas, donde los miembros de la congregación se matriculan para recibir el mensaje bíblico.

El campo económico de lo religioso pasa por casos positivos y negativos. Sobre estos últimos, fuentes allegadas a la Defensoría del Pueblo cuentan que se registran cerca de cinco casos semestrales donde las familias han pasado sus bienes a nombre del Pastor o la Iglesia que éste representa. Cuando la familia reclama, el argumento presentado es que se trató de una donación desinteresada.

Pero su desbordante crecimiento tiene su explicación en la incertidumbre social que aqueja al país y al mundo. Esto se convierte en un caldo de cultivo para miles de personas que no saben en qué ni en quién creer. William Mauricio Beltrán, autor de un libro que explica este fenómeno, dice que “la gente no sólo necesita medios materiales para sobrevivir, sino también representaciones simbólicas para reconstruir su identidad y reorientar sus vidas”.

El sentido de lo ritual recobra el valor para estas iglesias. Por eso, los matrimonios se celebran por “todo lo alto” y se les invierte gran cantidad de dinero. “El rito cuesta y el matrimonio es donde se escenifica el sentido de lo social”, afirma Sanabria.


Los votos

El espacio dejado por el Estado y la Iglesia católica, que en muchos casos no han acogido las necesidades sociales de los ciudadanos, ha sido ocupado por estas iglesias que actúan como cadenas de solidaridad en comunidad. Los miembros resuelven sus necesidades laborales, recreativas y comerciales dentro del grupo que los acoge. A ello se debe el éxito en la representatividad política que han logrado algunos de estos pastores.

En este caso, cada miembro es un voto, aunque algunos de estos lo nieguen.
En el Congreso existen senadores como el pastor Enrique Gómez, del Centro Misionero Bethesda, de corte evangélico y con una mirada fundamentalista (las mujeres no deben cortarse el pelo ni maquillarse).

Gómez es senador por el movimiento Colombia Viva y tiene alrededor de 150 templos en el país. Su enfoque está orientado a reprimir y a exorcisar los demonios. Fue secuestrado por las Farc y su influencia está en la población de menores ingresos. El senador Víctor Velásquez también forma parte del movimiento Colombia Viva.

Alexandra Moreno Piraquive, fundó el Movimiento MIRA y es hija de María Luisa Piraquive, líder de la Iglesia de Dios Ministerial, con gran influencia en la región del eje cafetero.
Su primo Manuel Virgüez Piraquive también es senador por el mismo movimiento.

A esta iglesia pertenece el concejal por Bogotá Carlos Alberto Baena. El Miraismo, como ha sido llamado su movimiento, trabaja con la comunidad de base y está dedicado a capacitar a sus líderes para que puedan acceder a las instancias de poder político basados en la deliberación política continua. La senadora y ex embajadora en Brasil, Claudia Rodríguez de Castellanos, representa a Cambio Radical. Su iglesia, Misión Carismática Internacional, es una de las de mayor crecimiento. Su labor se ha enfocado en la restitución de los derechos de la familia.

También está el caso del senador Édgar Espíndola, de Convergencia Ciudadana, que pertenece al Movimiento Unión Cristiana. Este congresista boyacense aboga por los derechos de los pensionados.

La estratificación social también forma parte de las iglesias cristianas. Según datos aportados por la Universidad Nacional, donde se creó el Observatorio de Cultos, la clasificación es la siguiente: los feligreses del movimiento Bethesda del Pastor Enrique Gómez pertenecen a los estratos 1 y 2; los de Misión Carismática, de los pastores Castellanos, a los estratos 3, 4 y 5, mientras que los de la Iglesia Mormona y la Iglesia Sobre la Roca, del pastor y periodista Darío Silva, al estrato 6.

A ordenar el territorio

Mientras la discusión de este nuevo fenómeno social se da en el campo tributario y legal, el tema en ordenamiento territorial y regularización ha cobrado fuerza a partir de la expedición en el 2006 del Decreto 311, de obligatorio cumplimiento, que ordena y clasifica los templos donde se practica el culto de acuerdo con las escalas vecinal, zonal y metropolitana y se enfoca en la seguridad de los creyentes.

Este decreto aplica también para la Iglesia católica y para su formulación (sólo existen dos en el mundo, uno en París y otro en Bogotá), la Secretaría de Planeación del Distrito contrató al arquitecto Alberto Pianeta de la Universidad Nacional, quien explica que los planes maestros “son normas que deben ser aplicadas por Planeación o los curadores, y buscan preservar el derecho a la vida y el respeto por la comunidad bajo los criterios de seguridad, medio ambiente y calidad espacial”.

Frente a un objetivo tan altruista, podría pensarse que nadie se opondría, pero sucedió todo lo contrario. Algunos representantes de las iglesias se opusieron aduciendo persecución y deseo de acabarlas. Afirmaban escasez de recursos, ante lo cual el decreto incluyó un periodo de 10 años para su puesta en marcha. Muchos de los pastores aseguran que este compromiso económico lo debería asumir el Estado.

El actual director de planes maestros del Distrito, Daniel Franco, comenta que el plazo para dar cumplimiento a las exigencias del plan vence el 31 de diciembre del 2010 y son muy pocas las que han inicado el proceso. Añade que, según lo observado, se va a cambiar totalmente el esquema para la creación de una iglesia. De ahora en adelante, lo primero que debe hacerse es el registro ante la Secretaría Distrital de Planeación.

Los inconvenientes presentados hasta el momento dejan una gran inquietud por resolver frente al tema del culto. Cuando esto sucede, es el Estado el llamado a regularlo. Según el profesor Sanabria: “Estamos demorados en crear una ley de cultos y creencias, papel que recaería en el Ministerio del Interior”. En este caso –agrega– desparecerían muchas iglesias itinerantes y de garaje y, por lo tanto, los abusos a los creyentes. “Pero un estado social de derecho tiene que desarrollar un pacto laico con toda la sociedad”.

Tomado de la Revista Poder (versión digital)
http://www.poder360.com/article_detail.php?id_article=1537

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